LA PENA DE MIS OJOS
Qué vergüenza es la que siento al ver el mundo desde
aquí, sin poder intervenir; en las múltiples desgracias por las que yo tanto
luché.
Se me hunde el pecho al ver como malditos animales
no solo oprimen a las mujeres día a día tanto de forma laboral como social,
que, sinceramente cría que a estas alturas ya lo tendrías superado, queridos
hombres no tengáis miedo de que os destruyamos, de que os superemos, de que os
destrocemos las vidas, no somos como vosotros.
Doy gracias también a los avances sociales, a la destrucción
de barreras que impedían la formación intelectual de las féminas. Aún hay mucho
camino por recorrer sobe todo para eliminar de este mundo el número que me pone
los pelos de punta de mujeres asesinadas en manos de sus esposos año tras año.
Soy consciente de todas las cosas buenas que habéis logrado,
sobre todo a nivel liberal, pero entendedme también cuando os digo que he visto
desde aquí las cosas más crueles que mi mente no alcanzó jamás a imaginar, con
esto me refiero a las cruentas guerras por las que ha pasado el mundo, este
mismo que hoy juzgo desde el margen. La tremenda crueldad y devastadora actuación
militar con la que se ha tratado a las clases más desfavorecidas sin tener nada
que ver, sin haber hecho nada, familias y vidas destrozadas.
Pero bueno voy al grano, me dais asco queridos
hombres, cómo podéis violar a una mujer y sentiros bien, cómo sois capaces de llegar
hasta el punto matarlas o de verter en sus caras ácidos que les borran el
rostro y muchas veces las almas…no solo has matado a una mujer cuando ha dejado
de latir su corazón, la cara se os debería de caer a vosotros de vergüenza.
Gracias a cada una de las personas de este mundo que
ayuda a las víctimas de violencia de género, que ayuda a los más desfavorecidos
y que han implantado la libertad de expresión, gracias de veras por hacer
realidad uno de mis sueños ver como es un hecho, hoy normal, de mezclar a
hombres y mujeres en los aulas de enseñanza, gracias a las feministas
luchadoras que habéis logrado tanto, gracias y nunca os rindáis.
Concepción Arenal.
Me ha encantado, Lucía. Y estoy segura de que a Concepción Arenal le habría encantado también.
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